miércoles, 23 de octubre de 2019

El TOQUE que NO QUEDA


Qué estabas haciendo el viernes 18 de Octubre durante la tarde?

Yo, estaba feliz como todo viernes porque se venía el fin de semana. De hecho, dejé un correo listo para enviar el día lunes porque todo seguía normal, no bien, pero normal.

Y ese es el problema. Nos acostumbramos a que las cosas no están bien y que eso era lo normal, lo esperado, el día a día.

Nos despertamos todos los días reclamando para adentro, acumulando rabia, pena, dolor y angustia porque las cosas no están bien. Nos transformamos en esa familia disfuncional que tiene la escoba en sus relaciones interpersonales y afectivas pero que, cuando viene una visita muestra lo que no son. Esa felicidad, armonía y apego inexistente. Eso éramos...una nación unida para la teletón, la selección de fútbol, para el extranjero.

Se dan cuenta cuanto odio le mostramos al Venezolano, Boliviano, Peruano?? cómo peleaban contra los Argentinos? Sentíamos que no necesitábamos a nadie, éramos ese "JAGUAR" que nadie entendía bien qué significaba, pero nos vendieron el  himno de que estaba bien y no poh, no estaba bien. No éramos más que un gato pequeño y enfermo y, hoy, necesitamos de todos esos a quienes marcamos por ser diferentes.



Nos acostumbramos a reclamar con los amigos, la pareja, la familia y quedar ahí, porque el status quo era importante y, la máscara también. Siempre hemos tenido miedo., miedo a la jubilación, a tener una enfermedad costosa, miedo a no poder costear una educación de calidad para los hijos, miedo a la cesantía. Somos una nación de miedos y teníamos esa fé errática de qué...pronto, muy pronto todo cambiaría...casi como ese slogan antiguo, de "la alegría ya viene".

Ese viernes algo pasó, el gobierno que llevaba 30 años no queriendo ver, porque no era necesario...si total, el fin de semana había fútbol, una vez al mes jugaba la selección y cada cierto tiempo, un incendio o terremoto nos unía a todos...empezó a ver y sentir parte de ese miedo que viene sintiendo por 30 años la ciudadanía, miedo al futuro, miedo al mañana, miedo a quedar en pelotas.

Ese viernes explotamos. Luego de tanta burla, tanta mentira, tanta promesa electoral y tanto patán en el gobierno explotamos (hablo de gobierno, porque en 30 años, sólo ha sido una línea lineal, sin cambios, independiente del color).

Hoy se mantiene ese miedo, miedo al futuro, miedo al mañana, miedo al desabastecimiento, miedo a que todo cambie. Quizás, esa es nuestra mayor fuerza, conocemos ese miedo, ese miedo que aquellos que dijeron estar "en guerra" no conocen y, hoy, por primera vez desde el retorno a la democracia están sintiendo.

Bienvenidos a nuestra realidad. No les gusta? les asusta? están angustiados?
A Nosotros también.
Sólo queda cambiar, porque el status quo ya nos dañó demasiado y, para ese cambio debemos cooperar todos, absolutamente todos, los que están en la calle, los que están desbordando en dolor por la pérdida de un familiar a manos de un militar o carabinero y los que tienen el poder de generar un cambio.

Quizás es la última oportunidad de ser realmente ese Jaguar, ese Oasis...pero ahora de verdad, sin esconder la basura debajo de la alfombra cuando vienen visitas.


como dicen por ahí, es justo y necesario.

viernes, 9 de agosto de 2019

Las pestañas crecen y se van


Cuándo me preguntan qué quiero ser cuando grande, el ideario es gigante. Tengo 6 años y estoy llorando porque me retaron. Juro crecer y nunca obedecer. Me imagino la cuantiosa felicidad que debe ser el ser adulto, esa imagen absoluta, indómita y holística de independencia, poder y decisión.

Cuándo me preguntan qué quiero ser cuando grande, el ideario es gigante. Tengo 13 años y ya más puber que pendex me imagino el poder absoluto de decidir mi destino. No más cazuelas, hola fideos con mostaza, mucha bebida y amanecerme descargando música y viendo videos.

Cuándo me preguntan qué quiero ser cuando grande, el ideario es gigante. Tengo 17 años y ya totalmente adolescente sólo quiero escuchar música, tocar el bajo, la batería, gobernar el mundo, ser lo que quiero ser (aunque en realidad no tengo idea de qué quiero ser, pero estoy seguro que quiero serlo), perdí la brújula, pero no me interesa, siento no necesitarla.

Cuándo me preguntan qué quiero ser cuando grande, el ideario es gigante. Tengo 19 años, estoy estudiando, no sé para qué, sólo porque me gusta. Ya no como fideos y empiezo a gustar de las cazuelas, la vida avanza rápido, siento que no me doy cuenta del paso del tiempo, paso los días leyendo y estudiando, no como carne por decisión propia ni tomo alcohol, he generado una ideología que siento será eterna...lo eterno suele durar un par de meses...

Cuándo me preguntan qué quiero ser cuando grande, el ideario es gigante. Tengo 21 años, aún sigo estudiando, tengo una hija y siento que tengo todo el poder sobre mí, de un futuro esplendor, un tanto obtuso y obstinado...quizás es parte de la edad, pero no me doy cuenta y la verdad, ni me interesa.

Cuándo me preguntan qué quiero ser cuando grande, el ideario es gigante. Tengo 25 años, me voy a casar, tengo una hija más grande, un título, un magíster, una buena pega...pero aún veo lejana esa imagen absoluta, indómita y holística de independencia, poder y decisión que de no tan antaño ejercía sobre mí. Tengo un depa propio (que luego venderé) y siento que puedo hacer lo que quiera, aunque me hundo fácilmente y me metí en un lugar denso y oscuro, por decisión propia y de arrogante.

Cuándo me preguntan qué quiero ser cuando grande, el ideario es gigante. Tengo 30 años. Tengo 2 hijos, estoy divorciado, tengo mi casa propia, mi auto, amor incondicional a mis hijos y miedo, mucho miedo. Siento que el tiempo se escapa, que los años vuelan. Veo a mis hijos crecer y me da pavor no formar parte de su crecimiento diario algún día. Sueño con sus sonrisas y por fin creo encontrar el rumbo de la armonía afectiva. Me doy cuenta que cuesta mucho y que uno se equivoca 4 veces más que las veces que acierta. Yo no esperaba esto, así no se veía 24 años atrás...exijo explicaciones a mi propia conciencia.



Cuándo me preguntan qué quiero ser cuando grande, el ideario es gigante. Por primera vez sé con exactitud lo que no quiero...

...Ya no quiero ser lo que no sabía que quería ser, pero estaba seguro de serlo,
...Ya no quiero poder, decisión y esa  holística y escuálida independencia.

...Ya no quiero lo que quería, no quiero poder, no quiero independencia no quiero autonomía, no lo quiero.

...Por primera vez sé con exactitud lo que no quiero...Ya no quiero ser adulto.

Cuándo me preguntan qué quiero ser cuando grande, el ideario es gigante, creo que sé lo que quiero
...quiero tener 6 años.

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miércoles, 31 de julio de 2019

2019

2019....A dónde te has ido?
siento que llegaste, pero no estás.

2019....donde quedó el 2016, 2017 y 2018?

2019... Cuando te detendrás? te estás apagando y ni cuenta te das.

2019...estamos más cerca del 2020 y aún no te logramos conocer.

A todo esto?
2019....donde quedó el 2016, 2017 y 2018?


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martes, 19 de junio de 2018

Discos que marcan: 01. Nine Inch Nails - The Fragile

The Fragile, hace ya casi 2 décadas fue en su momento la apertura hacia esa música oscura, industrial y muy muy maquinaria.


Recuerdo que la era en sí era oscura, año 2000, todo bien bizarro y escucho el disco. Conocía a NIN, pero era de esas bandas que sacaban discos cada 5 años (cosa que hoy es super común).

La cosa es que de Marilyn Manson llegué a Reznor, de Reznor a NIN y de ahí, el amor por este disco fue automático.

Creo que fue el disco donde (luego de una extendida y efusiva etapa punk musical) comencé a notar la real importancia de apreciar el sonido de los diferentes instrumentos (y maquinas en este caso).

Perfecto, estridente, contundente y de esos (no suele suceder) en los que agradeces la extensión (dos discos de extensa duración).

AMEN.

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jueves, 28 de diciembre de 2017

Como empezar

Cada vez que voy a comenzar a escribir me acuerdo de BB Kid y su canción “Cómo empezar”.

Bueno, tengo una bicicleta en mi oficina que de tanta falta de oxigeno se desinfló y aún, mirándonos diariamente, no logro retirar y ni siquiera llevar a la posta de bicicletas para inflar.

Bajo la misma y penosa perspectiva, tengo varias cajas con cosas que “son útiles” pero que no he revisado en al menos 1 año y, consecuentemente, no he usado (dije que eran útiles…lo serán?)
Tengo ropa perdida que extraño y otra que ni recordaba existía y la veo cuando ordeno (muy poco frecuente es aquello) mi ropa.

Tengo un jardín que hace tiempo digo “algo haré”, palos para hacerle una sombra al auto y un auto que necesita una nueva radio y….pintura que le quite la pena que le vomitaron disfrazada de egocéntrica rabia.
Tengo trámites que no he comenzar a realizar y varios libros a medio terminar.

Si soy así….con que pies podría llegar a exigirle a otro ser como me imagino/siento/quiero que sea? Con que manos podría dirigir la acción de otra persona de acuerdo a mis necesidades y eventuales expectativas?
Como diría Pearls., y es cierto, de esas verdades supremas que necesitan ser digeridas con la sabiduría (no la tengo en abundancia) que te entrega el tiempo, ese mismo tiempo que no existe pero nos controla.

Ah sí….ya sé que iba a decir (todo lo previo fue una introducción de un chicle que tenía pegado en mi mente y necesitaba despegar).
Ayer fui a la playa, creo que hace meses, muchos meses no lo hacía, hoy he quedado como mi hijo cuando juega con sus autos, pegado mirando cerros, la tierra y el atardecer.

¿Qué necesito? Me preguntaba, ¿qué necesitas? Me decía mi pepe grillo interior.

 Podría dar una extensa enumeración y autoengañarme con el cuento del tío Maslow y su pirámide de necesidades, hacerlas encajar a la fuerza, como cuando uno hace su maleta ya de vuelta del viaje e intenta que ingrese ahí todo! Pero no, sabes desde el primer momento que eso, no será factible.
No necesito mucho más de lo que yo mismo requiero entregar y entregarme le decía a mi voz interna, para ver si esa parte más externa también le prestaba algo de atención.

Tranquilidad….
….¿la tienes? Me volvió a preguntar.

A veces y la suelo perder por factores exógenos a mí, mi vida y mis días, a ese pasado que es como lord Voldemort, negro, sucio, amargo y manchado (no le escupo a los días negros, sólo a situaciones).
Pero la busco, así como busco terminar todas esas cosas que no logro terminar de hacer y que me recuerdan que exigirle algo a otro es muy care´ palo.

Seguiré buscando, por ahí, estoy seguro (mentira, pero también a veces el autoengaño sirve de profesía autocumplida) la encontraré



martes, 28 de noviembre de 2017

Sinestesia. Entre el umbral de la vida y de la muerte en esta vida que te devuelve la vida.

Me gusta ir a conciertos....mucho. La lejanía de la capital no permite que sea constante ni mucho menos frecuente la inserción en esos recintos efímeros y conectivos, pero es necesario.

Todo tenía cierta identidad, cierto sentido, cierta claridad hasta Sigur Ros.
Me costó decidirme por ir, pero todo cambió y por esos extraños premios que te da la vida....legué a la primera fila.

Me conecté con algo escondido esa noche; con esa esperanza apaciguada por la realidad mundana que me ha tocado vivir y que en buena y mala parte, he ido generando en mi paso errático en esta vida.

Logré en ese viaje de 2 horas reconectarme con emociones que me llevaron 10 años atrás, que me empujaron y devolvieron al estado actual, recordé noches en un sillón, ahogado por situaciones tajantes. Logré verme reflejado en la angustia, en la desolación de una mala compañía y en la dicha de la fuerza que te entrega salir a flote, como una flor de loto y mandar a todos a la mierda, porque al final de esta vida, lo más importante es ser congruente con uno mismo, ser feliz y acariciar a quienes te aman honestamente y a quienes amas con brutalidad.

Logré desde el punto muerto de la sinergia que me envuelve en la sinestesia...respirar, notar que sí, en todo hay corazón. Fue como ese viaje mágico que te lleva al lado oscuro de la luna y que, de pronto, con un acorde, con el sonido de un órgano, una cuerda y un grito extraño, rescata lo claro y luminoso de la vida.



Gracias a la música, gracias al viaje, gracias a ese idioma sin significado, gracias a ese pequeño pero gigante país, y sobre todo, gracias a Sigur Ros y la dicha de haber estado ahí.

Para mí, significó todo!



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martes, 14 de noviembre de 2017

Efímero

Estoy en un bus, de vuelta a la casa, la pega fue entretenidamente agotadora (he aprendido a disfrutar incluso de esas reuniones de 5 horas….quizás estoy mal, eso no debería estar pasando cierto?). No me desviaré del tema, el bus es salón cama, el trabajo paga y yo no me quejo, total, igual perdí horas de mi vida arriba de un bus, es casi como costo beneficio o ese win-win para los gringos y ganar-ganar para los laborales criollos.

La cosa es que acá, arriba del bus, escribiendo algo que asumo subiré cuando tenga guaifai o nunca (de lo que escribo generalmente priorizo la segunda opción), me di cuenta de la enorme ventaja corporativa que significa que el computador que te dieron en la pega tenga luz en las teclas (el bus está sin luz, es tarde, la gente suele dormir, aunque sinceramente, se ponen a roncar como si nadie los escuchara…malditos!) y, por otro lado pero siempre en la vía de las ventajas corporativas de la vida y, de mi limitada sabiduría, tengo espotifai primium plan familiar hace como 1 mes y eso no es lo importante, lo importante es que antes de viajar de vuelta, abusando de la buena onda del guaifai del hotel, descargué el playlist de las canciones melancólicas corta venas (como yo) que tengo en mi cuenta y ahora…soy feliz, tengo música lo que significó que las horas de luz me fui mirando cerros rocosos y viendo el atardecer escuchando cosas tan alegres como Sigur Rós, Lana del Rey, Sufjan Stevens, Radiohead, Cat Power y esas de amor sufrido de Arcade Fire. Imaginen pedazo de postal.

La verdad, deberían pagar también las cuentas de espotifai, llegaré pasado media noche a mi casa, mañana trabajo y sólo porque voy escuchando la melancolía que sólo un playlist que lleva por nombre “invierno” me podía dar es que nada me parece terrible.

PD: Voy en TurBus….espero que esta amistosa y verde empresa de transporte urbano no se le ocurra mandarse un turbuzaso, chocar y volcarse, ahí si que se iría a la cresta (bueno, si nos volcamos sería literal eso) mi felicidah musical.