jueves, 28 de diciembre de 2017

Como empezar

Cada vez que voy a comenzar a escribir me acuerdo de BB Kid y su canción “Cómo empezar”.

Bueno, tengo una bicicleta en mi oficina que de tanta falta de oxigeno se desinfló y aún, mirándonos diariamente, no logro retirar y ni siquiera llevar a la posta de bicicletas para inflar.

Bajo la misma y penosa perspectiva, tengo varias cajas con cosas que “son útiles” pero que no he revisado en al menos 1 año y, consecuentemente, no he usado (dije que eran útiles…lo serán?)
Tengo ropa perdida que extraño y otra que ni recordaba existía y la veo cuando ordeno (muy poco frecuente es aquello) mi ropa.

Tengo un jardín que hace tiempo digo “algo haré”, palos para hacerle una sombra al auto y un auto que necesita una nueva radio y….pintura que le quite la pena que le vomitaron disfrazada de egocéntrica rabia.
Tengo trámites que no he comenzar a realizar y varios libros a medio terminar.

Si soy así….con que pies podría llegar a exigirle a otro ser como me imagino/siento/quiero que sea? Con que manos podría dirigir la acción de otra persona de acuerdo a mis necesidades y eventuales expectativas?
Como diría Pearls., y es cierto, de esas verdades supremas que necesitan ser digeridas con la sabiduría (no la tengo en abundancia) que te entrega el tiempo, ese mismo tiempo que no existe pero nos controla.

Ah sí….ya sé que iba a decir (todo lo previo fue una introducción de un chicle que tenía pegado en mi mente y necesitaba despegar).
Ayer fui a la playa, creo que hace meses, muchos meses no lo hacía, hoy he quedado como mi hijo cuando juega con sus autos, pegado mirando cerros, la tierra y el atardecer.

¿Qué necesito? Me preguntaba, ¿qué necesitas? Me decía mi pepe grillo interior.

 Podría dar una extensa enumeración y autoengañarme con el cuento del tío Maslow y su pirámide de necesidades, hacerlas encajar a la fuerza, como cuando uno hace su maleta ya de vuelta del viaje e intenta que ingrese ahí todo! Pero no, sabes desde el primer momento que eso, no será factible.
No necesito mucho más de lo que yo mismo requiero entregar y entregarme le decía a mi voz interna, para ver si esa parte más externa también le prestaba algo de atención.

Tranquilidad….
….¿la tienes? Me volvió a preguntar.

A veces y la suelo perder por factores exógenos a mí, mi vida y mis días, a ese pasado que es como lord Voldemort, negro, sucio, amargo y manchado (no le escupo a los días negros, sólo a situaciones).
Pero la busco, así como busco terminar todas esas cosas que no logro terminar de hacer y que me recuerdan que exigirle algo a otro es muy care´ palo.

Seguiré buscando, por ahí, estoy seguro (mentira, pero también a veces el autoengaño sirve de profesía autocumplida) la encontraré



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