Reflektor, cuarto albúm (ya no se puede hablar ni de disco, ni cd, ni LP...los formatos andan dando vuelta en el limbo) de Arcade Fire terminó con la clásica frase que todos aceptábamos de esta banda: "La mejor banda del mundo que nadie conoce".
Luego de 3 discos gigantes, el cuarto tendría que ser el paso a ser una de las más grandes bandas indie, favorita de muchos, pero en formato que nadie más sepa o una gran banda casi chocando con el mainstream.
Arcade Fire las hace ambas y eso es más difícil que encontrar una disquería decente hoy en día.
Reflektor es la prueba sonante de ello, un disco redondo, un disco doble, un disco que en vivo suena brutal, un disco conceptual que nos da cuenta evidente de que una banda, cuando hace las cosas bien no sólo suena bien, además se valora, conoce y reconoce.
Sin más, y sin relleno, una pequeña publicación para reconocer a una banda gigante que desde Canadá han cosechado un camino fértil y secuencial de valoración por la música y el arte. Es que Arcade Fire no sólo hace música...cada disco es una obra en sí misma, con su puesta en escena, imágenes e iconos de fondo.
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