Cada vez que voy a comenzar a escribir me acuerdo de BB Kid
y su canción “Cómo empezar”.
Bueno, tengo una bicicleta en mi oficina que de tanta falta
de oxigeno se desinfló y aún, mirándonos diariamente, no logro retirar y ni
siquiera llevar a la posta de bicicletas para inflar.
Bajo la misma y penosa perspectiva, tengo varias cajas con
cosas que “son útiles” pero que no he revisado en al menos 1 año y, consecuentemente,
no he usado (dije que eran útiles…lo serán?)
Tengo ropa perdida que extraño y otra que ni recordaba
existía y la veo cuando ordeno (muy poco frecuente es aquello) mi ropa.
Tengo un jardín que hace tiempo digo “algo haré”, palos para
hacerle una sombra al auto y un auto que necesita una nueva radio y….pintura
que le quite la pena que le vomitaron disfrazada de egocéntrica rabia.
Tengo trámites que no he comenzar a realizar y varios libros
a medio terminar.
Si soy así….con que pies podría llegar a exigirle a otro ser
como me imagino/siento/quiero que sea? Con que manos podría dirigir la acción de
otra persona de acuerdo a mis necesidades y eventuales expectativas?
Como diría Pearls., y es cierto, de esas verdades supremas que necesitan ser digeridas
con la sabiduría (no la tengo en abundancia) que te entrega el tiempo, ese
mismo tiempo que no existe pero nos controla.
Ah sí….ya sé que iba a decir (todo lo previo fue una
introducción de un chicle que tenía pegado en mi mente y necesitaba despegar).
Ayer fui a la playa, creo que hace meses, muchos meses no lo
hacía, hoy he quedado como mi hijo cuando juega con sus autos, pegado mirando
cerros, la tierra y el atardecer.
¿Qué necesito? Me preguntaba, ¿qué necesitas? Me decía mi
pepe grillo interior.
Podría dar una
extensa enumeración y autoengañarme con el cuento del tío Maslow y su pirámide de
necesidades, hacerlas encajar a la fuerza, como cuando uno hace su maleta ya de
vuelta del viaje e intenta que ingrese ahí todo! Pero no, sabes desde el primer
momento que eso, no será factible.
No necesito mucho más de lo que yo mismo requiero entregar y
entregarme le decía a mi voz interna, para ver si esa parte más externa también
le prestaba algo de atención.
Tranquilidad….
….¿la tienes? Me volvió a preguntar.
A veces y la suelo perder por factores exógenos a mí, mi
vida y mis días, a ese pasado que es como lord Voldemort, negro, sucio, amargo
y manchado (no le escupo a los días negros, sólo a situaciones).
Pero la busco, así como busco terminar todas esas cosas que
no logro terminar de hacer y que me recuerdan que exigirle algo a otro es muy
care´ palo.
Seguiré buscando, por ahí, estoy seguro
(mentira, pero también a veces el autoengaño sirve de profesía autocumplida) la
encontraré
-
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