jueves, 20 de enero de 2011

Presente

Cuando dejamos de ser niños comienza el largo camino en busca de una plenitud falsa. 
Los niños no son felices porque son menos inteligentes, porque no tienen responsabilidades ni porque pueden dormir más. Los niños son más felices porque no se cuestionan todo lo que hacen y lo que no hacen, porque con un cartón pueden jugar y sonreír a la vez y, sobre todo, porque si quieren un abrazo van y te lo piden...sin preambulos, sin mentiras y sin pensar en un futuro lejano que siempre será lejano; un futuro del que tanto nos preocupamos porque anhelamos encontrar allí la felicidad plena...sin vivir lo único que tenemos, el presente.


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